Conoce de primera mano mi experiencia degustando la comida exótica en uno de los países asiáticos más populares, Tailandia.
Hace unos años atrás, visité a varias ciudades de China y me quedé con la curiosidad de degustar sus brochetas de escorpiones, al igual que sus gusanos y grillos en el popular mercado negro. Fue tanta mi frustración, que me prometí a mí misma que en mi próxima visita a Asia haría lo propio sin titubeos.
¡Pero esa promesa casi se espuma en Tailandia! Soy muy selectiva con mis comidas diarias y más cuando se trata de escorpiones, gusanos o grillos, los cuales nunca he comido. Se me hizo cuesta arriba reencontrarme con ellos y debo decir que se requiere mucho valor para comerlos.
Pero soy fiel creyente que para realmente conocer a un país debes vivirte su estilo de vida, gastronomía y experiencias locales al máximo. Aun cuando ellas te llevan a conocer o explorar un lado tuyo no conocías que antes. Ahí está la magia de ese lugar y lo especial de ese gran recorrido que emprendes.
Durante mi viaje por el increíble destino asiático de Tailandia, casualmente visité al mercado negro Khao San Road en la ciudad de Bangkok. Este lugar es una calle con restaurantes, barras, artistas y comerciantes locales, y música. Pero en las noches, se transforma en un pequeño mercado vibrante con diversión nocturna, ambiente social y gastronomía exótica.
Visitar a este mercado en mi última noche en Bangkok fue un gran excelente cierre a mi viaje. En esta ocasión, no les di la espalda a estos insectos y decidí lanzarme a degustarlos. Y sí, ¡aún no puedo creerlo tampoco! La única regla que tuve conmigo misma fue comerme los insectos sin vida porque los vivos eran mucho para mí.
Logré degustar los escorpiones, gusanos y grillos. Todos cuentan con sabores muy peculiares, pero el que más que llamó la atención fue el gusano. Su sabor y consistencia es muy similar al de los camarones de mar. ¡E irónicamente ese es mi marisco favorito!
En mi regreso a casa, reflexionaba sobre esta experiencia. Pensaba que más allá de desafiarme y lograr hacer algo distinto a mis gustos, fue una experiencia muy especial. ¿Por qué? A veces en nuestros caminos no nos fijamos en la simplicidad de la vida. Gastamos muchas energías en detalles menos importantes y nos olvidamos de lo lindo y simple que son estos momentos.
Son momentos únicos que se dan en la vida y que nunca regresan. No estoy diciendo que debemos comer gusanos todos los días, pero sí exponernos a tener experiencias diferentes con otras culturas, lenguajes y ciudades. De esos momentos únicos se trata la vida, y con quiénes los compartimos.
Con esta experiencia reiteré que amo ser curiosa y tener unas ganas increíbles de conocer más este mundo. Y tú, ¿qué momentos únicos has tenido? Si no los has tenido, te invito a reflexionar sobre ello. ¡Atrévete a experimentar cosas diferentes…porque el momento es ahora!
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